
René X. Muñoz Luna
Un padre invento un juego para su futuro hijo. Una de las reglas decía que quien pidiera mermelada o dulces perderá puntos; otra decía que si alguien lloraba, también perdería puntos; lo mismo si llamaba a su mamá. El juego no era fácil, pero si uno se entregaba a él, premio: un tanque de guerra. Pero no un tanque cualquiera, sino uno de verdad.
Lo dramático e esta historia es que se desarrolla dentro de un campo de concentración. Y en realidad no era un juego, sino una estrategia el padre para que su hijo sobreviviera, física y anímicamente, a las condiciones de cautiverio forzado.
Se trata de un pasaje de la película “La vida es bella”, que nos hace reflexionar de la condición humana y los valores en un ambiente difícil. Durante su cautiverio, Guido, trata de convencer a su hijo que todo lo que acontece entro del campo de concentración nazi es un divertido juego. Uno de los mensajes del padre es el siguiente: si renuncias a la mermelada podrás obtener algo mucho mejor, ¡y vale la pena intentarlo!
Este paree ser un dilema que la vida nos plantea constantemente: renunciar a lo inmediato con vistas a algo mucho mejor. Se te exige el esfuerzo de privarte e algo inmediato por una recompensa a futuro ¿Cuántas veces te has enfrentado al dilema de tener que renunciar a algo por alcanzar una meta? Nos planteamos alcanzar aquello que es valiosa para nosotros; de pronto, tenemos que elegir entre dos o más opciones.
A veces no podemos quedarnos con ambas porque son excluyentes entre sí. Quizá se trate de algo placentero, o incluso de la compañía de una persona querida: entonces nos duele tener que decir por una opción y renunciar a la otra. Consciente o inconscientemente, jerarquizamos los valores que están en juego.
Claro que no siempre renunciamos a lo presente a cambio de un bien futuro. La satisfacción de ciertas necesidades no puede ser aplazada por mucho tiempo. Pero tampoco queremos que nos pase lo que a Esaú, que un buen día cambio su hermano su derecho de progenitura por un suculento plato de lentejas, en una época y en un lugar donde ser primogénito era una gran ventaja.
Pero regresamos a la película. Cuando la vi por primera vez, me sorprendí: “¿Cómo puede este señor mentirle así a su hijo? ¿Por qué no le dice la verdad?” Enseguida, me conteste: “¿y qué es la verdad? ¿La de los nazis? ¿Acaso tiene más sentido hablar de cámaras de gas, hornos crematorios y de matanza de judíos, que de un juego infantil?”
Lógicamente, Guido quería proteger a su hijo. Pero hizo algo más que eso, quizás sin saberlo: el dijo un sentido coherente a una situación que no tenía sentido racional. Es verdad que utilizó la ilusión, o si se quiere, la mentira. Pero fue a cambio de tener un propósito definido en la vida en un momento crítico. Así, llenó de sentido su vida y la de su hijo mientras permanecieron en el campo de concentración. Y gracias a ello, su hijo sobrevivió en un lugar donde difícilmente sobreviviría un niño.
No sé si los realizadores de esta película conocen las ideas de Viktor Franfl, pues hay algunas coincidencias con él, sobre todo con su libro “el hombre se busca de sentido”, donde se relatan las experiencias de Frankl en los campos de concentración nazis.
Este autor afirmaba que las personas que tenía un sentido e vida bien definido, un motivo por el cual vivir y que los impulse a seguir adelante en los momentos más difíciles, esas personas tenían por lo general una fortaleza moral mayor y lograban sobrevivir a las más terribles adversidades. ¿Cuál piensas que sea el sentido de tu paso por esta vida? Es decir, ¿Cuál es el motivo principal de tu existencia? ¿O simplemente estas esperando el momento en el que llegue la muerte? ¿Cuál es el premio que esperas arrancarle a la vida? ¿Por qué motivo estas dispuesto a “renunciar a la mermelada” y a otros placeres? (Tal vez saborear una paleta con cubierta de chocolate o pasarte todo el día viendo televisión).
No me contestes ahora. Simplemente quiero que reflexiones acerca de lo que buscas en la vida, lo que anhelas realizar, aquello que esperas encontrar más allá del horizonte y que, a la vez, te mantiene con ganas de vivir y de seguir adelante.
Quizá los adolecentes de tu edad no se entretengan mucho en estos pensamientos, pero también a tu edad ya comienzas a plantear este tipo de cuestiones. Y no importa que no encuentres una respuesta definida y definitiva. Quizá cambies a cada rato tus respuestas. Aquí lo importante no es tener una solución inmediata, sino hacerse la pregunta:
¿Qué busco en la vida? No es una pregunta fácil de contestar. Y no creas que los adultos tenemos siempre respuestas bien claras. Pero conviene de vez en cuando detenernos un momento a reflexionar sobre el sentido de nuestra vida. Y a partir de aquí, reflexionar sobre nuestros valores.
Ahora bien, ¿Qué es un valor ¿Pues todo aquello, ya sea persona, otro ser vivo, un objeto o situación, que representa un bien para nosotros. Como ejemplos tenemos: la amistad, el amor, la felicidad, la solidaridad, la belleza, etc.
Sucede que los valores pueden entrar en conflicto en un momento determinado. Por ejemplo, si uno está enamorado de la novia de su mejor amigo, como dice la canción, entonces la situación puede llegar hasta tener que elegir entre la amistad y el amor. O cuando alguien se encuentra una cartera con mucho dinero y sabe de quién es; hay que elegir en ese momento entre la riqueza y la honestidad. Pero, ¡ojo!, si eliges quedarte con el dinero, no por eso deja de existir la honestidad como valor.
No siempre es fácil para uno resolver el enfrentamiento de valores en una situación determinada. Por eso es que necesitamos de un panorama amplio de nuestro camino por andar, algo así como subirnos a una torre para ver a lo lejos, o un mapa con el que pueda orientarme: ¿para dónde jalo, qué me conviene hacer en una situación determinada?
Carlos Castañeda, un polémico escritor brasileño, oyó una vez en el desierto de sonora el aullido de un perro a lo lejos. Su maestro don Juan, un viejo indio yaqui, le dijo que ese era el ladrido de un perro por la muerte de su amo. Lo que hacía tan triste el aullido no era la tarde que caía, ni que se oyera tan lastimoso, sino que era el reflejo de una muerte vacía de un hombre después de una vida sin sentido.
¡Que no tengas una muerte triste, abandonado, con una sensación de haber vivido una existencia mediocre y que la vida se te escapo de las manos¡ Y hay una manera de lograrlo: vivir una vida plena, llena de sentido, sabiendo aprovechar cada segundo de nuestra existencia. No necesitas imponerte metas absurdas e inalcanzables, ni copiar las aspiraciones de otros que parecen más afortunados, ni gastar tu tiempo en los placeres inmediatos. Basta con vivir nuestra propia vida y buscarle sentido en cada momento.
Ahora, la pregunta es: ¿Cómo?, ¿Cómo encontrar ese mapa con ayuda del cual podremos orientarnos enriquecer nuestra experiencia? Yo creo que es un mapa que tú solo puedes ir construyendo, porque es un mapa personal.
Poner atención a nuestros sentidos enriquece nuestra vida. Conocer la historia nos ayuda a ubicarnos y construir ese mapa: ¿Cómo vivieron otros hombres?, ¿Cómo pensaron?, ¿Qué lograron? Otra ayuda es confrontar nuestras ideas con los demás. Por ejemplo, plantear nuestras diferencias y confrontarlas a través del dialogo. También nos auxiliará la ciencia y ¡claro está! Las artes. Si todo esto es verdad, quiere decir que tu paso por esta escuela es una oportunidad para complementar tu formación en valores. No nada más vienes a adquirir conocimientos y habilidades. Conforme pase el tiempo, modificaras algunas actitudes,
reforzarás otras y superarás otras más. Y todo partir del cuestionamiento de los valores.
Ahora bien, se dice que la juventud ha perdido valores. Esto es un mal entendido, porque siempre ha habido y habrá valores. Lo que pasa es que se modifican, y a veces, entran en crisis, como en nuestra época está sucediendo con muchos valores. Una de las razones es que los jóvenes cuestionan radicalmente los valores. Entonces, lo importante es darle un nuevo sentido a la forma como se viven los valores; conservar lo que tienen de trascendente y superar los viejos moldes. Es decir, hay que darles vigencia en nuestra realidad contemporánea.
¿Qué es aquello que consideras valioso para tu vida y por qué? Contestar a estas preguntas, hemos quedado, ampliará tu visión del horizonte, así como lo marinos que subían al puesto de vigía en lo alto del mástil.
Reflexiona acerca de estas preguntas antes de que sea tarde.
Y tú… ¿tienes claro tu sentido de vida?
SI NO ¿Cuál es?
¿Qué es aquello que consideras valioso para tu vida?
¿Por qué?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario